El hábito del cuidado de la piel con dermatitis atópica
ha de ser constante y para toda la vida, ya que es más
sensible a las agresiones externas, además de ser más
seca. Si el manto ácido de la piel se recompone, disminuye
la sequedad y con ella el picor, que es el principal síntoma
de la DA. Este escozor lleva al rascado frecuente con la consiguiente
aparición de lesiones de eczema y, si es crónico,
causa el progresivo adelgazamiento de la piel.
Los productos empleados para la higiene han de ser poco irritantes:
es mejor evitar los jabones alcalinos y, en general, es preferible
que no tengan perfume. Al evitar la irritación, también
desencadenada por el exceso de sudor, controlamos también
que la microflora normal de la piel no se altere. Se trata
de un factor de protección muy importante frente a
las infecciones de la piel.
En el caso de los niños,
es mejor intentar seguir sus preferencias en cuanto al olor
y características de los productos, para así
evitar algunos rechazos innecesarios por su parte que impedirían
los normales cuidados y que empeorarían de esta forma
las condiciones de su piel.
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